Comienza el nuevo Ciclo C de la liturgia de la Iglesia, que celebraremos durante lo que queda del año 2021 y el 2022  y se abren los libros litúrgicos de Adviento. El color de este tiempo es el morado, que significa vigilancia, espera, atención y no penitencia o desierto, como en el caso de la Cuaresma, cuyo color es el mismo.

Los textos del Oficio Divino nos hablan de que Dios está cerca, de que Jesucristo viene, de que aunque la realidad sea caótica y tremenda, hay esperanza. ¿Cómo va a venir el que ya está?

La venida de Cristo es invisible y tiene lugar en un adviento espiritual oculto.

Según Santa Gertrudis de Helfta – que tenía una bonita voz y la llamaban el “ruiseñor”-, con su sensibilidad musical, cuenta que cuando canta su comunidad y unas hermanas hacen la primera voz, ella, Gertrudis la percibe como la voz divina y la segunda voz, dice, es la voz humana. Así hay una armonía perfecta a la hora de entonar la salmodia, entre lo humano y lo divino, entre las voces altas y las voces bajas del coro. Falta la voz intermedia para que el acorde sea completo.

En este Adviento, con el símil de la polifonía, podemos decir que la primera  venida de Cristo en la historia, es la voz humana o voz baja; la tercera venida o parusía, al final de los tiempos es la voz divina o voz alta del coro; y finalmente, la voz intermedia es la venida de Cristo a cada instante de nuestra vida, en el hoy (hodie)

Que a las puertas de este Adviento se abran los libros de nuestra mente, de nuestro corazón y de nuestras fuerzas, para escuchar la “musicación” o musitación de Dios.