Ora et Labora
Nuestra vida se sostiene sobre tres pilares que dividen el tiempo casi a partes iguales: liturgia, lectio y trabajo. En realidad, las tres se influyen de tal modo que facilitan nuestra tarea fundamental: la atención al corazón del que poco a poco va emanando la oración incesante.
La Liturgia
La liturgia supone un momento de alabanza, de plegaria, de proclamación, de escucha… pero sobre todo es un momento de celebración comunitaria de la fe. En ella estamos unidas a Cristo y a toda la Iglesia…a toda la humanidad; su expresión culminante es la Eucaristía.
Su distribución, a lo largo del día en siete momentos intercalados entre las otras tareas, unifica la jornada y facilita que oremos lo que vivimos y que vivamos lo que oramos.
La Lectio
La oración, más que palabra que dirigimos a Dios, es escucha, atención a su Palabra. Por eso, dedicamos a diario un tiempo amplio a la lectio.
Cabe decir que la lectio divina es nuestro “método” de oración. Se trata de una lectura tranquila, reposada de la Sagrada Escritura. En esta lectura, Dios viene a nuestro encuentro. Prolongada durante el día, mediante la repetición y degustación de lo que más nos ha “sorprendido” le abrimos un espacio que el permite germinar y enraizarse en nuestro corazón.
La lectio no es un ejercicio intelectual. No obstante, hay un tiempo en el día dedicado al estudio científico de materias de interés en la vida de una monja.
El Trabajo
El trabajo que realizamos es fundamentalmente manual. Además de favorecer la atención al corazón, nos permite participar en la obra creadora de Dios.
Con él procuramos nuestra subsistencia y podemos compartir con los necesitados. Nos sentimos también solidarias con todos aquellos que viven del trabajo de sus manos.
Vivido con serenidad, absorbiendo una parte del dinamismo de la monja y canalizándolo a un servicio a los demás, hace a la persona interiormente más libre.
La comunidad se dedica principalmente a la elaboración de cosmética natural artesana; también atendemos la hospedería y cultivamos el campo, practicando la agricultura ecológica. Todo monasterio cisterciense cuenta con una portería que, en nuestro caso, es también tienda donde, además de los productos de cosmética, vendemos iconos, cerámica, libros religiosos y artículos procedentes de otros monasterios.