La vida espiritual da mucha hambre, y sino que se lo pregunten a las participantes de las Jornadas Monásticas que han tenido lugar en nuestro monasterio, este primer fin de semana de Julio.

Las labores en el campo, tales como recoger y partir leña, limpiar el musgo del claustro, o sacar las malas hierbas del jardín, equilibraron el horario monástico, pero también abrieron el apetito. Y no solo el trabajo manual al aire libre, sino que la lectio divina, la oración y liturgia, así como las charlas impartidas por las hermanas, despertaron la sed interior o el anhelo de Dios, que todos llevamos dentro.

A esto hay que añadir, el buen tono del grupo, y la intensidad espiritual, que como dijo una participante: estos días han sido como un “concentrado monástico”.

 

 

Todo lo experimentado y aprendido en estas Jornadas irá dando su fruto durante la vida. Es algo que no se puede explicar con palabras, pues éstas se quedan cortas. Mejor lo expresan el silencio, que surge de la práctica de la lectio; o la danza, acompasada por las ramas de los árboles  y el canto “do paxariño de San Ero”; o el diseño,  que brotó de lo más hondo y personal  de cada una para compartir lo que significó “mi encuentro con Armenteira”.

 

 

 

La piedra del suelo de la parte derecha de la foto está muy limpia, pero si te fijas bien, aún falta  el rincón de la izquierda del claustro, que tiene un tono amarillento. ¿Quién se anima a terminar la tarea en las próximas Jornadas Monásticas? ¡Te esperamos¡

 

¡¡FELIZ CELEBRACIÓN DE SAN BENITO QUE ES ESTE JUEVES DÍA 11 DE JULIO ¡¡