Ayer, día de Jueves Santo,  en la Iglesia, se inauguró el Triduo Pascual con la celebración de la Cena del Señor. Aunque este día no forma parte del Triduo Pascual, sí hace de introducción al mismo. Podíamos utilizar el símbolo de las cifras 3+1, es decir, el 3 son los días del Triduo Pascual: Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección; y 1 es el día de Jueves Santo. Todo tiende a ser igual a 4, pero todavía no, no ha llegado la Resurrección. El cuatro significa la plenitud, la unidad, podría ser semejante al uno, pero todavía no estamos ahí, sino que nuestra fe nos encamina hacia ello, a vivir resucitadas con Cristo o a  alcanzar la cuaternidad, el cuadrado perfecto, que para los medievales significaba la rectitud, la persona plena (homo quadratus) .

Esta simbología numérica se desprende de los textos de San Bernardo y él lo aplica al ser humano, nosotras  a la liturgia de esta Pascua, solo con el fin de que nuestra fe vaya sintetizando no de un modo mental, sino experiencial, lo que somos, celebramos y vivimos.

Hoy, la celebración del Viernes Santo está centrada en la Cruz. Nos acompañan unas breves palabras del escritor y filósofo francés Paul Ricoeur, que algunas semanas antes de morir le escribe, a una amiga anciana como él

Desde el fondo de la vida,

surge un poder, que dice que el ser es

ser contra la muerte