SofiaMañana comienza la Cuaresma. Algo en el inconsciente colectivo se revuelve con resonancias tristes, acomplejadas, faltas de vida. Somos malos y tenemos que cambiar.

Pero alguien dice:

el ser no divino no es algo negativo en sí, sino todo lo contrario, es el fruto positivo de un querer divino”. Volver a Dios desde la libertad “no significa la revocación del ser creado…sino esa unidad completamente nueva que solo el amor es capaz de crear. En ella no se absorbe ni se disuelve el ser del otro, sino que precisamente en el darse a si mismo llega a ser plenamente él mismo

Ese alguien se llama Benedicto XVI.

En el mismo plano espiritual pero desidentificado de un modelo religioso, Eckhart Tolle comenta:

No te tomes tu ego demasiado en serio. Si detectas en ti un comportamiento egóico, sonríe. En algunos momentos podrás incluso reírte

¿Y si la Cuaresma fuera el tiempo litúrgico (ese tiempo que expresa el juego cósmico-sagrado de Dios) en el que poder extraer una amplia sonrisa de nuestra más mísera limitación?

¿Y si fuera ese tiempo para caminar descalzos sobre la tierra húmeda, sintiendo que somos eso mismo, tierra…pura vida que se renueva cada día?

Y con una sonrisa, como la de Sofía, y con el brillo en los ojos que nace de la confianza, entonamos un nuevo himno de Cuaresma de la mano de Etty Hillesum:

Estoy enormemente  agradecida por esta vida. Me siento crecer. Cada día me doy cuenta de mis faltas y mezquindades pero conozco asimismo mis posibilidades.

Ella entendió el sentido de la Cuaresma. Gratitud…y evolución.