Ninos«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» – le preguntan los discípulos a Jesús. Cuando Jesús pone en medio a un niño no deja de mostrar un increíble sentido del humor y una gran capacidad para desconcertar a sus atolondrados discípulos.

Hoy celebramos a los santos ángeles custodios. Jesús, en el Evangelio de Mateo, dice de los pequeños que «sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial». Parece que ellos están más cerca de Dios pero Jesús no restringe esa proximidad a un período biológico sino que anima a los que le escuchan a «volverse como niños».

Sara Maitland en su estimulante libro «Viaje al silencio» relata la experiencia del marino Bernard Moitessier que, independiente de la edad que tuviera entonces, redescubrió en sí mismo una nueva  infancia:

Mientras navegaba por la costa meridional de Australia, Moitessier refiere un extraordinario encuentro con un banco de unas cien marsopas. No actuaban como suelen actuar estos animales, sino que parecían «nerviosas» y «agitadas». Un grupo de marsopas se alejaba rápidamente, siempre a la derecha, en formación militar, y a continuación regresaba al punto de partida para repetir la misma maniobra. Moitessier las estuvo observando, fascinado y desconcertado, hasta que por casualidad miró la brújula y vio que el  Joshua (su barco) había cambiado el rumbo al rolar el viento, y se acercaba derecho a Stewart Island, un farallón de roca en el que podría haber encallado. En cuanto fijó un rumbo seguro, las marsopas parecieron «celebrarlo» y se esfumaron:

«Es la primera vez que siento tanta paz, una paz que se ha convertido en certeza y no puede explicarse, como la fe. […] Todo el mar está cantando de una manera que jamás había oído, y su canto me llena de algo que es a la vez pregunta y respuesta […]. Rodearé el cabo de Hornos gracias a las marsopas y a los cuentos de hadas, que me ayudaron a redescubrir el Tiempo de los Orígenes, en el que todo es sencillo […] Libre a la derecha, libre a la izquierda, libre en todas partes».

La vida del niño, habitualmente, y la vida del adulto que se ha vuelto niño es parecida en esencia. Todo es sencillo…libre en todas partes. La advertencia de Jesús es, como siempre, muy sustanciosa.