Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado.
Lo que hemos visto y oído os lo anunciamos (1 Jn 1, 1-4)
Somos testigos de la Resurrección del Señor como los primeros discípulos, porque experimentamos la alegría, la luz y la bienaventuranza en nuestra vulnerabilidad. La Gracia del Señor Resucitado se manifiesta por doquier, solo hay que abrir los ojos y los oídos del corazón. Pero ello es un proceso y requiere su afinamiento espiritual. Así lo expresa Yolanda Durán en su libro «Enamorada del Silencio»
Hay una evolución incesante en la finura con lo que vemos y expresamos a la vez lo que vemos y lo que vivimos. La integración de esta realidad requiere su tiempo y se afina continuamente
¡¡FELIZ PRESENTE DEL RESUCITADO¡¡
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