Rojo del Espíritu y  rojo-fresón que cultiva la hermana Evarista y que fructifican ambos en este tiempo litúrgico. Cerramos la Cincuentena Pascual y comenzamos el Ciclo Ordinario; se apaga el Cirio Pascual y se enciende la luz del Espíritu en nuestro interior; se nos unge la frente con aceite como símbolo del espíritu y atrás queda la señal de la cruz con ceniza.

Estamos llamados a ser hombres y mujeres de Espíritu, pero no de un espíritu como una especie de condimento que se usa para hacer humana, bella y plena de sentido de algún modo esta vida. No, somos personas  llamadas a beber el cáliz del Espíritu Santo, que es el Cáliz de Cristo y a hacer de este espíritu lo sustantivo y buscado por sí mismo en nuestra existencia, a gustar el espíritu puro, sin mezcla. Así de profundo y real lo relata el teólogo y místico alemán, Karl Rahner, en su breve tratado “Sobre la experiencia de la Gracia”.

!!!!!!! FELIZ PENTECOSTÉS ¡¡¡¡