Estos días hemos tenido las visitas de varios grupos de jóvenes que nos han «rejuvenecido y renovado en el espíritu», como dice la oración colecta del Domingo III del tiempo pascual.
El colegio de la Compañía de María de Vigo nos visitó en dos grupos con sus profesoras. Encuentros para compartir el estilo de vida monástica y una meditación silenciosa,todos unos expertos en interioridad, para terminar a ritmo de hip-hop y de rap.
El colegio de las Filipenses de Villagarcía se despidió con una danza de bendición al aire libre, en el claustro, alrededor del cual se desarrolla la jornada de las monjas y siempre abierto al cielo. Ese mismo día, el padre Julio, nuestro capellán, compartió con los sacerdotes del Arciprestazgo de Arousa unas sabias reflexiones sobre el pasaje de Emaús, y el clero nos acompañó a rezar la hora de Sexta con sus Aleluyas gregorianos.
El fin de semana tuvimos la suerte de compartir oración y camino con un grupo de intrépidas mujeres, camino interior al corazón y ruta «da pedra e da auga», con sus camelias, piedras y palitos.
Todo un zambullirse en la alegría pascual del Resucitado con su rostro juvenil y lleno de sonrisas.
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