salesianos

 

Desafiando el temporal como los discípulos en la barca, en medio del lago de Genesaret, los alumnos de 2º de ESO de los colegios de los Salesianos de Vigo y Castrelo (Cambados), nos visitaron la semana pasada, entre la lluvia y la niebla. Nos dividimos en tres grupos, para que 80 “rapaces y rapazas”, comprendieran un poquito mejor la vida monástica. Un grupo estuvo con la hermana Lourdes, otro con la hermana Paula y el tercero, con el padre Santiago Órdoñez de Sobrado de los Monxes, que ya lleva con nosotras de capellán casi tres meses.

El breve evangelio de ese día, era en el que Jesús dice que los amigos del novio no pueden ayunar mientras el novio está con ellos (Mt 9,14-14). El “novio” nos visitó en este grupo de jóvenes encantadores ,y esperamos que ellos, no sólo se quedasen con el frío que pasaron, sino con que en medio de estas piedras, se vive con calidez. Martín preguntó: ¿Por qué os llamáis hermanas? Porque todos somos hermanos y estamos unidos por el cariño ¿a qué sí “hermano Martín”? Y él sonrío.

Y hace dos días, el colegio de la Compañía de María de Santiago, organizó una mesa redonda sobre distintos aspectos de la vida religiosa. Con gran acierto, los profesores de las asignaturas de Ciudadanía, Ciencias Sociales y Religión, convocaron a 90 jóvenes – también de 2º de ESO-, para que conociesen en vivo y en directo, la entrega de las religiosas en las misiones, en la realidad de la prostitución y en la presencia silenciosa de los monasterios. De lo primero dio testimonio con emoción y mucho realismo, la madre Mari Ángeles, que estuvo 45 años en Chile y pertenece a la misma Congregación que el colegio;  de lo segundo, y de su labor social en la asociación Vagalume de Compostela, les habló Cleo -Oblata de María Inmaculada-, llena de compasión y respeto hacia los más humildes;  y de lo tercero, la hermana Paula,  estuvo allí para comentarles la fuerza de la Palabra de Dios y el Silencio.  El evangelio de ese día era el Padrenuestro (Mt 6, 7-15) y Madeleine Delbrêl dice que hay que

Anunciar el evangelio con el lenguaje del evangelio

La sonrisa, el afecto y la energía son las mejores “palabras”, para transmitir  a Jesús y lo que nos hace hijos e hijas de un mismo Padre y  hermanos de todos.