pesca

“Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. Ayer Jesús se sumergía en el río emergiendo como un ser transformado, abierto y receptivo a la llamada incesante de Dios en él. Ahora, atrae hacia sí a otros para que ejerzan las tareas de la pesca desde una dimensión distinta. Pues el río no es solo el hábitat de los peces sino que es también el caudal por el que discurre el agua que brota la fuente primera y que va a parar al Océano…ese que Gregorio de Nisa imaginó sin riberas, manifestación del Dios infinito. Un sentido material pasa a transformarse en metáfora, símbolo de una realidad trascendente. Lo ordinario es realmente extraordinario.

“Con cada ola que mi Océano barre la orilla en que te hallas, voy a tu encuentro y te llamo sin cesar nunca en mi empeño, porque infinita es mi paciencia e inexorable es mi determinación….” Ibn Arabi.

Hoy comenzamos un nuevo tiempo litúrgico llamado “ordinario”. Simón, Andrés, Santiago, Juan…escucharon la llamada del Océano que hasta entonces les había pasado desapercibida pese a vivir en torno al mar de Galilea. En medio de lo ordinario, puede surgir lo extraordinario. Escucha y sonríe.

…y si vienes al Monasterio…no te pierdas este paseo por la Ruta de los Molinos…la lluvia incesante transforma los ríos en paisajes formidables!