Un extranjero, un “samaritano”, alguien ajeno a nuestra Tradición, un monje budista ha sabido expresar con total transparencia cómo la expresión del agradecimiento es una de las formas más bellas y auténticas de “dar gloria a Dios”. La gratitud del leproso es tan grande que le lleva a cambiar el sentido de su marcha, a prorrumpir en gritos, a postrarse… No hay nada medido o estereotipado en su expresión…y sin embargo todo él es pura alabanza a Dios.

 

DSCN1226 “En nuestra vida hay momentos en que nos sentimos agradecidos con alguien, en los que apreciamos mucho su presencia. Estamos llenos de compasión, gratitud y amor. En nuestra vida todos esos experimentado momentos como esos. Nos sentimos llenos de agradecimiento porque la otra persona sigue con vida, porque está aún con nosotros y ha estado a nuestro lado en tiempos muy difíciles. Yo te sugeriría que si vuelve a producirse un momento como este, lo aproveches al máximo. Para aprovechar de veras este momento, retírate a un lugar en el que puedas estar a solas contigo. No te limites a acercarte a la otra persona y decirle <<te agradezco mucho que estés aquí>> porque no es suficiente.  Puedes hacerlo más tarde pero por el momento es mejor que te retires a tu habitación o a un lugar tranquilo y te sumerjas en aquel sentimiento de gratitud. Escribe después tus sentimientos, tu gratitud, tu felicidad. Este momento de gratitud es un momento de iluminación”. Tich Nhat Hahn.