polvo de estrellasEsta mañana hemos recibido la ceniza. Lo hemos hecho descalzas siguiendo una sugerencia llevada por el limpio aire de la primavera anticipada, desde un siglo atrás. Así habló Thomas Merton:

La Cuaresma es la «ver sacrum» o la sagrada primavera. No es un tiempo tanto de castigo como de curación. Hay alegría en el ayuno…para que el ánimo esté más claro y receptivo a la Palabra de Dios.

La ceniza es también promesa de vida. La compunción de este día es liberadora. Deja entrar el limpio aire de la primavera.

Algunos monjes reciben la ceniza descalzos. Sienten la tierra bajo sus pies. La iglesia entera está callada, llena del rumor de personas que andan sin zapatos. La oración es mucho más significativa sin ellos.

Hoy nos impusieron la ceniza sobre la frente. Parte de su polvo se fue deslizando, cayendo libre y difuso sobre nuestra nariz, barbilla…impregnando la cogulla. Los pies desnudos sobre el suelo nos anclaron al presente, a la realidad concreta, impermanente y necesitada de evolución. Sin embargo, ese mismo polvo…es también polvo de estrellas. «Piensa que eres polvo pero que tu naturaleza más honda, es inmortal» Willigis Jäger.

Las dunas de Corrubedo en plena primavera, nos recuerdan también que el desierto es bello, muy bello…cuarenta días de bello y curativo desierto. Toca descalzarse.