El Sábado Santo es un día de silencio y vacuidad, apenas hay liturgia. Solo la desnudez del madero, apoyado en la tarima de madera y recostado en la piedra del altar, preside nuestra capilla, atravesada por la tenue luz natural y dos cirios también desnudos.

Así lo describe Máximo el Confesor, un monje oriental del siglo VII

Todas las cosas visibles necesitan de una cruz…Las inteligibles necesitan una tumba, es decir, la inmovilización total de las actividades de la mente en ellas. Pues cuando esta actividad se suspende, el Logos que solo existe de suyo, aparece de nuevo como resucitando de entre los muertos: envuelve él mismo todo lo que procede de él

Toda la Creación está anhelando la resurrección de Cristo (Logos), que celebraremos en la Vigilia Pascual de esta noche, la noche más grande del año para todos los cristianos.