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María es el tercer personaje fundamental del Adviento. Ella encarna la lectio, la atención plena a la voz de Dios, la gestación y el dar a luz a la Palabra de Dios. Haber celebrado en el tiempo de Adviento la fiesta de la Inmaculada Concepción, nos refuerza su presencia. Dijo el Papa Francisco con motivo de esta festividad: «Que nuestra vida alumbre toda la belleza del Evangelio. Que la belleza divina nos salve».

En la mayor parte de las representaciones de la Anunciación,aparece María con un libro, como en esta pintura de Nado Ceccarelli, del siglo XIV. El ángel Gabriel, bien pudo anunciar a María que daría a luz al Salvador, mientras ella leía la Toráh, la Ley. Parece que el mensaje del arcángel, le llega a través de la lectura. María lee, escucha, medita, memoriza, comprende, contempla, espera, es decir, se prepara para acoger a Dios. Ella guarda las palabras en su corazón –“meditaba todas estas cosas en su corazón” (Lc 2,19; 2,51)- las palabras de los profetas, del arcángel, de los pastores, de los Magos, de Simeón y Ana, y las palabras y los hechos de su hijo.

Todos nosotros llevamos escrita una palabra en nuestro interior y al acercarnos a las Escrituras, el texto hace de espejo y nos revela lo que ya está escrito en nuestro corazón. Esa palabra es divina, es nuestro nombre, es el deseo de Dios, el despertar de nuestra parte espiritual. María conservaba la Palabra, la guardaba, la recordaba –re-cordar, dar vueltas en el corazón-; a veces no comprendía como leemos en el pasaje de la desaparición de Jesús en el templo de Lc 2,50: “no comprendieron lo que Jesús les decía”; comparaba lo que acontecía con lo que leía; reflexionaba y permanecía en la búsqueda del misterio.

Esta actitud de María requiere humildad, silencio y una vigilancia continuos. Un estar en vela, y permanecer despiertos para vivir de un modo más intenso y más consciente en contacto con la voz de Dios.

Y alguien que la ve, que la intuye, que participa de su apertura puede muy bien exclamar «¡feliz tú que has creído! porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».