narcisosEn el comentario al Salmo 130, San Agustín de Hipona dice:

No hay que considerar los salmos como la voz aislada de un hombre que canta, sino como la voz de todos aquellos que están en el Cuerpo de Cristo. Y como en el Cuerpo de Cristo están todos, habla como un solo hombre, pues él es a la vez uno y muchos. Son muchos considerados aisladamente; son uno en aquel que es uno.

Podemos escuchar la salmodia de la primavera en el olor de las flores, en las caricias del viento, en los tímidos brotes de los frutales, como una sola voz y también en esta poesía-regalo:

Cree en Él…

Cuando hace que la luz rompa las tinieblas,

en cada amanecer, para que brille tu mirada.

Cuando roza tu cara con el soplo de tu aliento,

o te abraza con el cariño de otros.

Cuando salta de alegría al oír tu risa

entre las tareas cotidianas.

Cuando pone ante tus pies caminos anchos,

para que no te caigas a los lados.

Cuando te rompes y te rehaces de nuevo,

y Él te grita: ¡Amada mía, ven¡

Podemos afinar el oído del corazón para escuchar la Voz que nos abre a ser … uno en Aquel que es Uno, como nos recordaba San Agustín.