Hoy, que desgraciadamente el trabajo es un bien tan escaso y que en muchas ocasiones, sobre todo en los países emergentes, es un medio de explotación, de abuso hacia los más desprotegidos de la sociedad, resuenan con energía y sentido las palabras que Bernardo de Claraval dirigía a Elredo de Rieval…no es el tipo de trabajo lo que dignifica al ser humano sino que es la calidad de la persona la que dignifica el trabajo.

barrer-claustroEn el monasterio realizamos todos tipo de trabajos en la medida de las capacidades de cada hermana. Producimos jabón artesanal, atendemos la portería y la hospedería, cultivamos nuestra huerta ecológica, mantenemos los jardines, cosemos, fregamos, barremos, planchamos…y le damos de comer a Cuca, la gatita. Lo cierto es que cisterciense, pobre y rústico viene a ser una misma cosa. Por ejemplo, cuando los medievales trataban de ensalzar la santidad de Alejandro de Foigny, príncipe escocés, se destacará su destreza en ordeñar vacas y fabricar quesos. La profunda vida en Dios del bienaventurado Haimón de Landacop, monje de Savigny, armoniza la sublime ciencia espiritual con el cargo de porquerizo en su monasterio.

campo2Es que la rusticidad cisterciense, dice el monje Juan María de la Torre, es un despojo de a superfluidad, de la fachada que desfigura, la simplicidad del ser humano. Facilita el camino de la autenticidad interior en cuanto imagen de Dios….este es un peculiar humanismo…un humanismo rústico.

Sí…la rusticidad de una vida sencilla, en plena naturaleza, rompe ciertas corazas de nuestro acomodamiento occidental y…deja asomar una gran sonrisa.

sonrisa2