Comenzamos este tiempo litúrgico de Cuaresma para profundizar en nuestra fe y dejar que el misterio de Cristo vaya calando en nuestro interior. Es un tiempo de preparación para el bautismo y si ya estamos bautizadas/os, adentrarnos en el significado de que ese bautismo es Iluminación (fotismós, en griego). Es decir, pararnos y tomar consciencia de que nuestra vida es una vida iluminada por la Luz de Cristo. ¡Estamos de enhorabuena!, pues los textos cuaresmales de los domingos de este año 2021 son inminentemente cristocéntricos, ya que corresponden al Ciclo B – los del Ciclo A, son bautismales y los del Ciclo C, penitenciales-.

La Cuaresma cura el corazón en un silencio universal que traspasa los muros y las paredes de nuestras casas y monasterios,  dejándonos  alcanzar por el Dios invisible.

El silencio común es oración común, incluso acción común; es ponerse en camino desde el lugar de nuestra vida cotidiana hacia el Señor, para hacernos contemporáneos a Él (…) en la comunión del silencio el proceso interior se convierte, verdaderamente, en un acontecimiento litúrgico y, por tanto, en un silencio lleno de contenido (J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia)

Aunque sea por internet, podemos seguir la liturgia de la Iglesia cuya Palabra y Silencio tienen el poder de “realización” que salva al ser humano, arrastrando también toda  la Creación hacia el interior de la comunión con Dios.

En plena pandemia, donde todo se vuelve cenizoso, puedes experimentar la sanación y el gris oscuro se volverá gris-azul celeste y luminoso. Quédate con estas palabras llenas de esperanza de San Euquerio de Lyon, monje del siglo V

Estás en el desierto con Israel, entrarás con Jesús en la tierra prometida