octavario 2016

 

Nos encontramos terminando el Octavario de la Unidad de los cristianos, que la Iglesia celebra del 18 al 25 de Enero. Este año ha sido la iglesia de Letonia la encargada de preparar la liturgia, y ha propuesto la luz y la sal -símbolos bautismales-, junto con  la Biblia, para animar las celebraciones de esta jornada de oración por la unidad. Nosotras nos hemos querido adherir a esta propuesta orante, colocando una pequeña vela y un cuenco con sal, cerca de la Palabra de Dios. Como veis en nuestra “pequeña capilla de campaña”, poner estos símbolos cerca ha resultado muy fácil. Unas mejoras en el monasterio, han requerido que habilitemos, temporalmente, la habitación número siete de la hospedería como oratorio, y así tenemos un lugar para la oración con una denominación muy bíblica: «la capilla 7”.

Siete significa plenitud y una vida plena fue la que llevó Jesús, porque hacía la voluntad del Padre. Esta expresión, `la voluntad del Padre´, ha sido muy mal interpretada durante mucho tiempo. No tiene nada que ver con mandatos déspotas de un Dios tirano, ni con un querer humano caprichoso. No es una orden ajena y que venga de fuera, sino un anhelo profundo escuchado desde dentro. Así nos lo aclara el teólogo alemán Romano Guardini, en su libro titulado, sencillamente, El Señor

Jesús habla continuamente de la voluntad del Padre. No se debe imaginar esa voluntad como una serie de indicaciones fijadas de antemano, que contuvieran todo lo que habría de suceder en el decurso del tiempo. La voluntad del Padre es, más bien, algo que vive en Jesús, se desarrolla en el curso de los acontecimientos y los determina (…)Esa voluntad guía a Jesús, lo llena, lo rodea y le apremia continuamente (…) Una relación maravillosa con el Padre, impregnada de intimidad e inmediatez; pero también de difícil comprensión y fuente de un profundo sufrimiento.

Que todos los cristianos, en nuestras diversas confesiones seamos sal, luz y palabra de consuelo para el mundo, porque experimentamos el “hágase tu voluntad” del Padrenuestro,  pronunciado con fuerza y desde el interior.