Irene

 

En el jardín de la hospedería corre una ligera brisa muy agradable, los pájaros cantan y también podemos escuchar la voz de Irene, que ha pasado una semana con sus padres en el monasterio. Es una joven muy inquieta y con profundos interrogantes. Tiene catorce años, vive en Valladolid y le encanta la música.

«¿Qué es ser monja? ¿Quién es Dios para ti? ¿Por qué el papel de la mujer no está reconocido en la Iglesia cuando en el ámbito civil, al menos en nuestro país, se han ido dando pasos?» Estas son algunas de sus preguntas a las que no fue fácil responder y ella exclamaba: “pero… eso es un poco complicado ¿no?”, cuando la respuesta no le convencía. Y es que como dice J. Finley

el lenguaje religioso tal vez no sea lógico, pero es siempre simbólico(…)las palabras no son portadoras de información, sino que nos abren a la comunión con Dios.

Irene –quizás sin darse cuenta-,captó ese lenguaje metafórico y se abrió a la comunión, encontrando sus propias respuestas:

Dios es como tu conciencia.

Dios es la motivación de cada día.

Cuando llegó pensó que iba a aburrirse, pero no ha sido así. Ha podido disfrutar de la playa, de sus lecturas y también de las melodías en la liturgia.

¡Gracias, Irene, por tu sonrisa y tu mirada llena de luz¡ Y a seguir cultivando esa búsqueda profunda en tu interior que es la armonía de la vida.