Evangelio de Lucas 13, 22-30

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“Vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”. Muchos judíos no supieron abrirse a la novedad de Jesús; no supieron reconocer en él, como sí hizo Natanael, al ser manifestado de Dios. Se habían auto-clausurado en un marco muy estrecho de creencias fuera de las cuales no podían reconocer ningún signo de Vida. Nosotros tampoco estamos exentos del peligro de minimizar a Cristo Jesús, el inabarcable e incircunscribible, a una serie de dogmas rígidos que nos cieguen la visión de otras manifestaciones de Dios que puedan darse fuera de las categorías aprendidas.

Dice Javier Melloni, jesuita involucrado en el diálogo interreligioso: “Cristo Jesús es el icono de un doble vaciamiento: de lo divino en lo humano y de lo humano en lo divino. Esta revelación no puede convertirse en un mensaje exclusivista sino de esclarecimiento: allí donde hay donación, hay revelación de Dios, manifestación de la Realidad última que hace que todas las cosas sean.”