Durante esta semana de Pasión que antecede a los días de Semana Santa, hemos estado escuchando el capítulo octavo del evangelio de San Juan. Es muy recomendable una lectura continuada en la que sobresale un Jesús discutidor y que provoca la controversia con los letrados y fariseos en el templo de Jerusalén (Jn 8, 12-59).

No deja de llamar la atención como el Maestro de Nazaret gasta sus últimos cartuchos en querer abrirles los ojos a los jerarcas judíos. No cura enfermos, ni limpia leprosos, cierto que resucitará a Lázaro, pero quitando este signo de vida, toda su energía se vuelca en los sacerdotes del templo, en hacerles ver su unión con el Padre. Unos creen, otros buscan apedrearle y ante ello, Jesús se retira a un sitio tranquilo con sus discípulos (Jn 11, 45-56).

A partir de aquí entra en un silencio profundo para vivir su Pasión, Muerte y Resurrección. No quiere decir que no hable, sino que los acontecimientos que se desarrollarán de un modo visible,serán  llevados por el misterio y la interioridad de lo Invisible.

Nos preparamos para entrar de lleno en la Semana Santa de este año. Y lo hacemos como nos invita San Bernardo con espíritu ferviente, con sentidos despiertos, con afectos sobrios y una conciencia limpia. Nos presentamos así para vivir unos días de misericordia y gracia, para abrirnos a  los misterios de este tiempo, de modo que no sean estériles en nosotras.

Decir que las fiestas pascuales son el centro del Año Litúrgico no es decir bastante. Son también el hogar en el que todo converge, así como la fuente de la que todo dimana (Louis Bouyer)

 

Domingo de Ramos (14 Abril 2019)              EUCARISTÍA                  11,00h

Jueves Santo (18 Abril 2019)                           EUCARISTÍA                        18,15 h

Viernes Santo (19 Abril 2019)                          OFICIO DE LA CRUZ           17,00 h

Sábado Santo   (20 Abril 2019)                         VIGILIA PASCUAL              22,00 h