San Juan de Dios

 

Rostros nuevos y viejos que aparecen por nuestra casa enriqueciéndonos la vida.

Una visita entrañablemente inesperada nos sorprendió hace unos días. Este especial grupo de peregrinos  residentes, voluntarias y personal   del Albergue Santa Maria de la Paz,  que los Hnos. de San Juan de Dios tienen en Madrid,  quisieron compartir con nosotras el abrazo que habían recibido del Santo.

Gente a la que el alma se le asoma por los ojos,  gente harta de andar sola, sin techo ni hogar, sin más futuro que el minuto siguiente.

Rostros que nos hablan de Dios, que a pesar  del dolor y el sufrimiento grabados en sus huellas, una semilla de vida florece desde la adversidad.

Rostros de la calle llenos de coraje,  valentía, superación  y vida que un día quisieron agarrarse a esa mano tendida por los que se dan por amor a los que nada tienen, y que les dijo; “anda ven, levántate y anda” (Mt 9, 1-8). Esta es tu casa, este es tu hogar…

Rostros que llenaron nuestra casa del rostro de Dios.

Todo lo que hagáis por un de estos pequeños a mí me lo hacéis (Mt 25, 40)