Este año 2021 bajo el lema, “la vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido”, la Iglesia celebra todos aquellos carismas -que de modos muy diferentes-, quieren expresar el seguimiento de Jesús, de una forma integral. ¿Qué quiere decir “integral”? Que la consagración religiosa, abarca toda la realidad dela persona y le confiere un estilo de vida muy particular. Nuestra dedicación es para el Señor y ello se traduce en múltiples facetas, desde la atención a las personas más necesitadas de nuestra sociedad, hasta el silencio de los claustros.
Nuestra comunidad, pertenece a este grupo que sigue a Jesús en una existencia entregada a la soledad y la oración, encarnadas en fraternidad. El carisma monástico cristiano, en la actualidad, es un don de la Iglesia que cura las heridas del alma. Si vivimos en un mundo herido y hoy, más que nunca por la pandemia del Covid, podemos experimentar, que la quies monástica sana; que la Liturgia celebrada con recogimiento, ablanda el corazón; que las lecturas espirituales, alimentan y fortalecen nuestro interior; que las relaciones fraternas nos brindan la oportunidad de un conocimiento personal verdadero; el trabajo manual, realizado con atención y cariño, despeja la mente y nos introduce en el orden de la Creación;…. Podía seguir enumerando prácticas de verdad y de sanación que contiene el monacato en pleno siglo XXI, pero es mejor que vayas practicando en tu entorno, según la medida de tus posibilidades. Inténtalo, tienes un modelo de excelencia, Jesucristo, Él te mostrará cómo hacerlo. Para empezar, con humildad, como entró él a sus doce años en el templo de Jerusalén.
Convertido así en Nazareno, Jesús entra en el Templo, no como maestro, sino como discípulo, oyendo y preguntando (Sermón de Elredo de Rieval, monje cisterciense s XII)
En este camino, la asiduidad es fundamental y sino que se lo pregunten a nuestra hermana Ángeles, que cumplió 100 años el día 01 de enero y que lleva 86 años de vida monástica, siempre alegre y agradecida, una mujer de Dios y ¡una bendición para todos!
Dios bendiga a todos aquellos que lo dejaron todo por seguir a Cristo. Y a aquellos que como yo tienen una vocación tardía. Oremos todos juntos para que más hermanos y hermanas se una a la ÚNICA causa que realmente vale la pena: Jesucristo y el reino de Dios.
Feliz día de la Santísima Trinidad y muy feliz, pero que muy feliz día de la Vida consagrada contemplativa. Doy gracias al Dios de Jesús de Nazaret por vuestras vidas y vocaciones a la vida religiosa contemplativa; una vida atenta a la voz de Dios. Cuidaos mucho.