PepinilloEl otoño ha entrado en este pequeño monasterio, con sus días cambiantes y su ritmo más pausado. En esta temporada aprovechamos para hacer conservas con los excedentes de la huerta. Es una actividad que tiene para nosotras un gran sabor a sencillez rural. La crisis económica ha despertado en muchos de nosotros el deseo de llevar una vida más consciente, más comprensiva del valor de las cosas, menos expuesta a la cultura malsana del «usar y tirar». La huerta es un medio formidable para reconocer la sabiduría implícita en la tierra, en las estaciones…el ritmo de la naturaleza tiene mucho que ver con nuestro propio ritmo; escucharlo es estar más vivos, más felices.

Este verano ha sido tremendamente generoso en sol y junto con la humedad (nuestra eterna compañera) la cosecha de pepino ha sido más abundante que nunca. El trabajo de este año también ha sido más intenso, por eso no hemos podido tener ciertas delicadezas hacia esta cucurbitácea. Sí, otros veranos recogíamos lo pepinos chiquititos y los envasábamos en tarros de cristal con agua, vinagre y sal. Este año hemos optado por una fórmula menos selecta pero igualmente sabrosa. Los pepinos, en su tamaño natural, troceados y limpios de pepitas.

Para hacerlo siguiendo la guía de un maestro en horticultura, John Seymour, debes emplear 4,5 litros de vinagre por 7 de pepinillos. Previamente los has tenido en salmuera para que suelten el agua excedente. Entonces, es el momento de cocer el vinagre vertiendo los pepinillos para que hiervan durante dos minutos. Al finalizar, se escurre el vinagre y se embotan, bien apretados,  en tarros esterilizados. Antes de cerrar el tarro, se les vuelve a echar vinagre hirviendo, se cierran herméticamente y se meten durante diez minutos en agua hirviendo para sellarlos al vacío. Para que estén más suaves, se mezcla algo de miel o de azúcar con el último vinagre que se les echa.

Si no tienes huerta en casa, ni tampoco una terraza en la que plantar tus hortalizas, siempre puedes comprar los pepinos en la tienda de la esquina y embotarlos en casa. En un par de meses estarán listos para comer…a tu gusto y sin conservantes artificiales.