La cesta que han preparado las hermanas Nieves y Evarista, está a rebosar, los frutos de la tierra están que se salen e inundan el altar. Así de “cheo” (lleno) se encuentra hoy nuestro corazón, de agradecimiento a Dios por todos los beneficios que recibimos de la Naturaleza. Hoy la iglesia celebra las Témporas, en una triple liturgia de acción de gracias, petición y reconciliación.

Todos lo estamos viendo, con la erupción del volcán de la Palma, que a veces la Tierra no es tan benigna. Eso es lo que pensamos automáticamente, pero es que la mirada no  puede ser puntual. Cierto que la expulsión de lava, por seguir con este ejemplo, es una desgracia por todas las personas que se han quedado sin hogar, pero desde la fe, la celebración de hoy nos llama a una reconciliación total: con Dios, conmigo misma, con mis hermanos y hermanas, con el Planeta, la enfermedad, lo que ocurra a cada momento,…. Y también, no solo a ese cambio de actitud interna que es el acoger en paz la realidad, sino a sentir nuestra vulnerabilidad y desnudez, y desde ahí orar al Padre, para experimentar la Gracia, en medio de la desgracia.

Así lo relata San Euquerio de Lyon (monje s V)

La tierra más fértil no puede compararse a la del desierto. ¿Hay terreno más rico en cosechas? El terreno del desierto no es estéril, no deja de dar fruto. Sus piedras quemadas son fecundas (El elogio del desierto)

Otro fruto de nuestra Galicia y más este Año Santo Compostelano, son todas las personas que peregrinan a Santiago y que pasan por nuestra capilla para recibir la bendición. ¿Puedes ver la concha del peregrino en la cesta? Seguro que sí. Si sigues buscando podrás encontrar “pataquiñas da nosa horta” (patitas de nuestra huerta), kiwi, caléndula, y para quienes tienen de vista de águila, as feixoas ¡¡¡