Hoy nos han visitado los niños del colegio público de Armenteira en pleno…ellos son el futuro de la aldea y esta aldea está fuertemente ligada al Monasterio. Era justo y necesario un encuentro de tú a tú…amenizado con música y danza.
La danza de la bendición en el claustro…primero, hay que aprender a bendecirse uno a si mismo…qué bonito si los niños aprenden a quererse…las monjas estamos dispuestas a enseñarles…
Y cuando el corazón está llenito…ya podemos bendecirnos unos a otros…somos concha, decía San Bernardo…una concha que cuando se colma, se desborda y puede dar de beber…
Bendecir a la Vida, bendecir a Dios, agradecer cada instante, saborear los pequeños momentos nos va esponjando por dentro, nos conecta directamente con el gozo de estar vivos.
Desde las alturas, parece que la bendición fue escuchada 🙂
…y se empezaron a notar muestras de amor entre los alumnos…¿una camelia para la profe?
Y una camelia blanca para la niña de las coletitas…
…claro que hay otras maneras de mostrar el cariño, ya se sabe 🙂
Y cuando el amor se vuelve excesivo, siempre te puedes esconder debajo de un camelio.
Hasta siempre amigos!!!
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