lavatorio

Comenzamos el Triduo Pascual con la celebración del Jueves Santo. La riqueza de lo simbolizado este día es inmensa. El lavatorio de los pies y el sacramento de la Eucaristía. Doble significación de servicio y entrega. Ese es Jesús. Ese el camino que nos dejó.

El Evangelio de Juan será proclamado esta tarde en todas las iglesias de occidente. Y ¿qué tiene de característico Juan? Nos señala Fray Marcos, fraile dominico:

El más espiritual y místico de los evangelistas, el que más profundiza en el mensaje de Jesús, ni siquiera menciona la institución de la eucaristía. Sospecho que la eucaristía se había convertido ya en un rito mágico y formal, vacío de contenido, y Juan quiso recuperar para la última cena el carácter de recuerdo de Jesús como don, como entrega. Jesús denuncia la falsedad de la grandeza humana que se apoya en el poder o en el dominio de los demás, pero proclama que la verdadera plenitud humana está en parecerse a Dios que se da sin condiciones ni reservas.

Jesús se sitúa en lo más bajo: a los pies de la humanidad. Y sigue diciendo Melloni: «para encontrarlo hay que buscar por abajo, decrecer, abajarse hasta lo ínfimo. Entonces lo hallamos a nuestros pies»

Si esto es así ¿por qué hemos convertido el sacramento central de la vida cristiana, la eucaristía, en un acto devocional, vacío de inspiración?

Para el medieval San Bernardo, la relación con Cristo es un proceso de asimilación, casi gástrica. Algo tan íntimo y transformativo que acaba en unidad plena:

Me come cuando me reprende…Mandor cum arguor; me traga cuando me instruye…glutior cum instituor; me consume cuando me cambia…decoquor cum immutor; me digiere cuando me transforma…digeror cum transformor; me une a él cuando me conforma consigo … unior cun conformor.

Nos come y le comemos para vincularnos más estrechamente a él…quo arctius illi adstringamur.

El servicio…como expresión del amor en plenitud…no es algo «evidente», es casi contra-evolutivo. El instinto de supervivencia nos lleva al dominio y apropiación. A las falsas seguridades. Jesús invierte el orden. Penetra en la interconexión de todos con todos. En la necesidad de servir para dar Vida…para «vincularnos más estrechamente a él» y en él, a la Realidad misma de la que participamos todos.