Ositos de jabón

 

Es el tiempo de la poda de las camelias, de cortar el césped, de transplantar la caléndula, de la recolección de la salvia y de abonar los naranjos. Es el tiempo de mimar la tierra, de cuidar el campo haciendo de él un hogar acogedor. Es el tiempo de mirar al cielo azul intenso y de descansar.

La Ascensión, la Resurrección y Pentecostés constituyen una misma realidad, que el tiempo litúrgico pascual celebra en momentos distintos, para podernos zambullir en su misterio, y despacio, saborearlo. Misterio que nos habla, a través de la persona de Jesús, de vivir en plenitud, como vivió Él.

Nos preparamos para recibir el Espíritu que nos asienta en la verdad y desenmascara a nuestro falso yo. A veces oímos a ese falso yo que nos dice: cuando todas las cosas estén en su lugar, entonces encontrarás la paz. Sin embargo, el espíritu dice: encuentra la paz y todas las cosas estarán en su lugar.

Ya en el s. XII, el abad cisterciense Guillermo de Saint-Thierry, nos anima a sentir ese espíritu, ruah, a través de nuestra respiración y en su tratado “Naturaleza del cuerpo y del alma” escribe

El alma vive de Dios, suspirando sólo por Él, y aspirándole sólo a Él, como el cuerpo vivo aspira el aire. Permanece toda en Dios por un afecto fiel, tiene en sí a su amado que habita en ella con su obrar omnipotente, y llega a ser un espíritu con Él

Si los ejércitos del mundo fueran de ositos de jabón, el planeta estaría lleno de espuma…, de la espuma de la paz.

Celebraremos la VIGILIA DE PENTECOSTÉS el sábado 23 de MAYO  a las 19,00h