Gertrudis

 

 

Hace dos días, el 16 de Noviembre, celebrábamos la fiesta de Santa Gertrudis La Magna, y dentro de dos días, el 19, celebraremos la de Santa Matilde de Hackeborn.

Matilde fue la maestra de novicias de Gertrudis, y las dos pertenecían a la comunidad del Monasterio de Helfta, también llamadoEscuela de Helfta”, por la intensa actividad científica y la profunda vida espiritual que allí se llevaba.

La teología de esta “Escuela de Helfta”, es totalmente experiencial, positiva: “Teología de la Gracia”; es una alternativa femenina a la teología masculina de entonces que era puramente discursiva.

Gertrudis fue la gran representante de esta teología, que tenía en cuenta:

  1. El lenguaje metafórico.
  2. La integración de los sentidos.
  3. La experiencia muy concreta de Dios.

 

En Helfta se da también un elemento muy actual: Un proyecto comunitario común, orientado hacia lo esencial, que es la búsqueda de Dios. Como dice Gertrudis

Un Dios Amor-Ternura capaz de transformar nuestras vidas.

Matilde es la artífice callada de este corazón común que moviliza a todos los miembros del cuerpo monástico.

Para la realización de este proyecto, en la vida de cada hermana y en el conjunto de la comunidad, se ponen en juego todos los medios necesarios:

1.Preparación cultural (illuminatio mentis), libros, estudios, copia de las tradiciones

2.Intensa vida espiritual y litúrgica comunitaria (adhaesio cordis).

3.Una vibrante vivencia de la vocación monástica, que llenaba los claustros helftianos con una frescura siempre joven por el amor (actuatio caritatis)

 

Escribe el P. Raymond

Siempre es divertido descubrir lo viejo que es lo nuevo. En nuestro siglo XX todo el mundo religioso fue removido por doctrinas que parecían y sonaban como nuevas: Teresa de Lisieux nos proporcionó la “Infancia espiritual”; Isabel de la Trinidad la “alabanza de gloria…”

Todas estas doctrinas, aparentemente nuevas, se encuentran, no en semilla, fijaos bien, no en tierno brote, sino en una flor completamente abierta, en las cistercienses del siglo XIII, Matilde de Hackeborn y Gertrudis la Grande, y son flores típicamente benedictinas, pues brotan de la vida litúrgica y están profundamente arraigadas en el Oficio Divino y la Eucaristía.

Y  las monjas de Helfta  también crecieron porque seguro que cortaban el césped con  pasión !!