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El Abad Roberto de Cardeña ha iluminado las lecturas de la misa de este domingo recordándonos que «la palabra de Dios nos habla acerca del amor que tiene que abarcar a todo lo real». Y nos recuerda las palabras de Santa Teresa de Jesús en las Moradas donde la gran santa deja claro cuál es el tipo de amor al que Dios nos llama: «Cuando yo veo almas muy diligentes a entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, que parece que no se osan bullir ni menear el pensamiento porque no se les vaya un poquito de gusto y devoción que han tenido háceme ver cuán poco entienden el camino por donde se alcanza la unión y piensan que allí está todo el negocio.

Que no, hermanas, no; obras quiere el Señor, y que si ves una enferma a quien puedes dar algún alivio, no se te dé nada de perder esa devoción y te compadezcas de ella; y si tienes algún dolor, te duela a tí; y si fuere menester, lo ayudes, porque ella lo coma, no tanto por ella, como porque sabes que tu Señor quiere aquello. Esta es a verdadera unión con su voluntad, y que si vieres loar mucho a una persona te alegres más mucho que si te loasen a ti.»

Y sigue el Abad Roberto: «Esta es hermanos la mejor explicación del Evangelio de hoy: que ayunes para que otro coma; que pierdas para que otro gane; que te alegres de que a otro le vaya bien; en definitiva, que vivas pensando en los demás y no en ti mismo. Jesús nos propone que nuestro prójimo no es sólo el de mi pueblo, mi amigo, sino todos los hombres, incluso los que no nos son simpáticos. Esto lo entendió bien Santa Teresita de Lisieux que cuenta que en su comunidad había una hermana que tenía el don de desagradarle en todo: sus gestos, sus modales, su modo de hablar, incluso su modo de andar el incomodaba; pero ella decidió tener con ella más caridad hasta el punto que la hermana en cuestión creía que la había caído especialmente en gracia a Santa Teresita.»

Y termina «esto nos propone el Señor porque sabe que amando es como el hombre puede llegar a su plenitud, a su felicidad y solo amando de esta forma. No hay miedo, él va delante. Todo lo que nos ha mandado, él lo hizo primero. Fijándonos en él todo lo podemos saber».