llueveJesús, en el Evangelio de Mateo, dice: <<No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis ¿No vale más la vida que el alimento y el cuerpo más que el vestido? >>. El sabio tailandés Dhiravamsa ofrece esta otra visión: <<La clave del vivir es sólo vivir en cada momento, sin crisis alguna>>. Podríamos decir, sin preocupación. Jeff Foster, en su boletín mensual, se expresa como si de un asceta del desierto se tratara. Además de otro tipo de prácticas que nos ayudan a llevar una vida ordenada y centrada, la ascesis de los pensamientos, el trabajo de focalizar la mente en el momento presente, es quizás hoy la forma más universal de salir del sufrimiento del apego, de la preocupación por la propia vida :

Es muy fácil olvidar este simple hecho: que no tenemos un futuro juntos.

Que solo tenemos este aquí y este ahora. Nuestra casa, nuestro lugar de descanso, nuestro nido es este momento tal y como es. En nuestra experiencia directa, es todo lo que hay. Nuestros pensamientos actuales, sonidos actuales, olores actuales, las sensaciones actuales del cuerpo. Los recuerdos actuales, los sueños actuales…apareciendo todos en esta inmediatez.

Para el ego, todo esto puede sonar muy deprimente – ¡no existe el tiempo! Pero reconocer la total preciosidad, la singularidad y la sutil fragilidad de este momento, nos libera de la necesidad de poseer o controlar a otros para poder ser felices! Todos hemos sido llamados a reconocer la fuente de la verdadera felicidad – que es nuestra verdadera propia presencia. No se necesita buscarla. No se necesita el tiempo. Solo la voluntad de desacelerar un poco y mirar…

La sanación siempre implica el coraje de dejar atrás las esperanzas y fantasías del ayer, de permitir que el ego se haga añicos en el silencio, de sostener el corazón con toda ternura mientras se deshace y abre. Y de volver al hoy, al lugar donde la vida se desarrolla, el suelo fértil en el que la gratitud crece…

El hoy es tu casa, amigo, amiga – el único día que importa, el único día que vivirás.

Estate aquí, hoy.

Hoy…llueve en Galicia, llueve sobre el tejado rojizo de este pequeño monasterio, llueve sobre la cabeza al darles de comer a los gatos. Como cada gota de agua, serenamente, se desvanece toda preocupación.